lunes, 6 de noviembre de 2017

Venezuela, la sociedad civil y la COP23: Domando al dinosaurio fósil





Hoy se iniciaron las actividades de la 23ra Convención de las Partes en Cambio Climático (COP23), que se celebrará este año en la sede de la secretaría de la  UNFCCC en Bonn, Alemania.

Una de las particularidades de la COP de este año es que la presidencia de la misma está en manos  de Fiji, un pequeño estado insular del Pacífico y uno de los sitios más vulnerables frente a los posibles efectos del cambio climático. Pero la organización y espacios para la realización de la misma está siendo suministrada por la secretaría de la Convención Marco de Cambio Climático con sede en Bonn y con el apoyo del gobierno alemán. Esta dualidad generará dos miradas que deberán confluir en esta reunión cumbre: la de los países más pequeños, vulnerables, sin una responsabilidad significativa sobre el cambio climático y la de los países más industrializados y por ello generadores de los gases causantes de este fenómeno.

Los objetivos de esta convención están relacionados con afinar aspectos del Acuerdo de París. Ello incluye definir reglas claras y precisas sobre los procesos establecidos en este Acuerdo. En particular, se espera dar respuestas  a las preguntas  surgidas del Acuerdo de quién debe hacer qué, de qué manera, cuándo, cómo y con qué apoyo financiero.

Sobre esta agenda relativamente optimista y un poco burocrática derivada del éxito diplomático derivado de la reunión en París estarán gravitando dos amenazas: Los posibles efectos de la posición de los EEUU contraria no sólo al Acuerdo, sino incluso a la evidencia científica sobre la existencia, causas y efectos esperados del cambio climático. Así como, el hecho de que la comunidad científica ha alertado sobre el hecho de que si no se emprenden cambios mucho más ambiciosos, de manera más rápida y con el apoyo de todos los país y personas del mundo no se lograrán los objetivos del Acuerdo. De allí el lema de esta COP "Further, Faster, Together" (Más allá, más rápido y todos juntos).

¿Y Venezuela?


Una situación recurrente en las sucesivas reuniones de las partes de la Convención Marco de Cambio Climático es que la sociedad venezolana no tiene la más mínima información sobre la posición, posibles propuestas o información que pueda estar llevando la delegación oficial venezolana ante ese evento. A eso se le une el hecho de que nuestro contexto país limita de manera extrema la posibilidad de tener miembros de la sociedad civil participando en el mismo.

Algunas personas pueden creer que el gobierno nacional no tiene la obligación de informar, ni solicitar la participación de la sociedad en esas actividades que involucran negociaciones muy complejas entre gobiernos de todo el mundo.

Pero el derecho a la participación de la sociedad civil en los temas relacionados con el desarrollo sostenible está establecido tanto en el ámbito internacional (ver por ejemplo las publicaciones de la OEA y la CEPAL) Igualmente es parte de los principios del Programa de Trabajo de Doha sobre el Artículo 6 de la Convención Marco de Cambio Climático e incluso en nuestra Constitución aún vigente.

Asimismo en palabras de un investigador del derecho ambiental:

“…la participación pública en las estrategias para enfrentar el cambio climático y la degradación ambiental en general no es solo algo es deseable y valioso, desde el punto de vista pragmático y ético de la aceptación y legitimidad social, sino también, consecuentemente, desde un punto de vista legal y jurídico. Es mas, “la participación ciudadana”, a pesar de no ser considerada un principio general del derecho internacional del medio ambiente, es una institución o figura con soporte legal, incluida y desarrollada en diversos instrumentos internacionales, que además ha sido reconocida como un elemento central del principio de desarrollo sostenible.”

Por supuesto la posición en este sentido del gobierno venezolano ha sido ambigua, cuando no, totalmente contradictoria.

Venezuela fue promotora y sede de la “PreCOP social de Cambio Climático” en el 2014 (nombre que le dio el gobierno venezolano a esta reunión preparatoria a la COP20) En la misma, se abrieron espacios para la discusión sobre temas sociales asociados al cambio climático. Esta reunión fue publicitada como que iba a "… sentar un precedente sobre las formas de participación de la sociedad civil en los foros de la ONU, además de permitir a las ONG que contribuyan de manera directa a la construcción del nuevo acuerdo que sustituirá al Protocolo de Kioto y cuya decisión debe adoptarse en 2015".

A pesar de estas supuestas orientaciones que ponían a Venezuela como campeona de la participación social, desde el mismo momento de su ocurrencia la reunión fue acusada de ser excluyente, ideológicamente sesgada, poco respetuosa de las opiniones críticas y de manipular la redacción de declaración final. Por ello, algunas de las organizaciones participantes no la subscribieron.

Este doble discurso se mantuvo en las reuniones cumbre posteriores, y a consecuencia de ello, en la reunión de Marrakech, en el 2016, la delegación venezolana fue cuestionada por la red global de organizaciones de la sociedad civil Climate Action Network (CAN), en el contexto de una actividad llamada “Fósil del Día” donde esa organización denuncia a los países que obstaculizan los avances de las negociaciones o tienen posiciones contrarias al avance hacia un futuro libre de combustibles fósiles.

 En esta ocasión la CAN dio a Venezuela una “mención especial” por su posición en que mezcló su rechazo a la participación de las compañías relacionadas con el negocio de los combustibles fósiles, con uno hacia las organizaciones de la sociedad civil. En palabras de esta organización y refiriéndose a  Venezuela: “No mezcle a la sociedad civil con los títeres de combustibles fósiles. Estamos viviendo en un mundo donde la voz de la gente cuenta: la sociedad civil puede ayudar a los gobiernos a comprender verdaderamente las necesidades de las comunidades y apoyar el desarrollo de soluciones climáticas efectivas y relevantes. Vacíe esa agua sucia por el desagüe pero mantenga seguro al bebé…” (Traducción libre) 

¿Y realmente importa participar en estos procesos de lucha contra el cambio climático?


En Venezuela vivimos en una situación muy difícil que algunas organizaciones defensoras de derechos humanos han definido como una emergencia humanitaria compleja. En tales condiciones el tema del cambio climático pareciera ser totalmente alejado de los intereses y preocupaciones de gobiernos y la población en general. Los temas de salud, alimentación, economía, seguridad, conflictividad social, etc. parecen ser mucho más importantes que preocuparnos por el aumento de la temperatura en el planeta.

Pero precisamente por ese contexto de emergencia, el tema del cambio climático se vuelve más relevante. Por una parte, este fenómeno afectará sistemas y servicios ambientales esenciales haciendo más grave la situación del país, y por otra la crisis existente nos hace cada vez más vulnerables a los efectos negativos del cambio climático.

En tal situación para la sociedad civil de Venezuela uno de sus retos es fortalecer su capacidad de acción para exigir participar de manera activa en todas las labores relacionadas con lograr un país responsable, fortalecido y resiliente en materia de cambio climático. Ello incluye ganar la posibilidad de incidir sobre las negociaciones del mundo de tal manera de exigir que cada país asuma su responsabilidad en el tema del cambio climático.

 En palabras de Mauro Fernández, Coordinador de la Campaña de Clima y Energía, Greenpeace Argentina: Es necesario “alejar sus discursos de la culpa y la deuda y enfocar el debate en la responsabilidad nacional e internacional teniendo en cuenta las responsabilidades históricas y diferentes trayectorias, así como las diversas realidades sociales y económicas a nivel nacional…”

Pero todo ello será posible si en simultáneo trabajamos, en conjunto con el resto de la sociedad, para lograr la redemocratización del país, el respeto a los derechos humanos y la búsqueda de la justicia ambiental.

No son temas para algún futuro posible. Necesitamos empezar a trabajar desde hoy mismo para "domar" al dinosaurio fósil.