Guillermo Barreto nuevo Ministro de Ecosocialismo y Aguas. Imagen tomada de eluniversal.com |
Transcribo este excelente artículo de Alejandro Luy al cual no tengo más que agregarle y el cual subscribo totalmente. Alejandro
Lo importante del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas
Alejandro Luy
El 4 de septiembre de 2014, horas después de que por medio de un “sacudón” se creara el Ministerio del Poder Popular de la Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo, producto de la fusión de Vivienda y Ambiente, escribimos:
“Quienes tenemos al ambiente como ámbito de trabajo vemos ésta decisión como un notable retroceso para un país que mostró un liderazgo en materia ambiental a mediados de los 70” cuando creó el primer Ministerio del Ambiente de América Latina y el Caribe y el segundo a nivel mundial” (1)
La decisión nos tomó por sorpresa a todos los vinculados al tema ambiental, como seguramente ocurrió con la más reciente por medio de la cual se separan los ministerios para crear el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas y se nombra a Guillermo Barreto como su ministro. De estos hechos podríamos referirnos a lo positivo, lo negativo y lo importante.
Lo acontecido en los días y meses siguientes a aquel “sacudón” fue la manifestación pública de profesionales, organizaciones no gubernamentales, universidades y políticos de distintas tendencias sobre la necesidad de revertir la medida y al mismo tiempo revisar el funcionamiento y cumplimiento de la labor del Ministerio del Ambiente. De esta manera lo positivo es que se haya corregido la decisión tomada en septiembre de 2014, que queremos creer fue producto de las críticas antes mencionadas.
Lo negativo es que, a la luz de los resultados, la creación del Ministerio de Vivienda, hábitat y ecosocialismo fue una improvisación, que generó en los trabajadores del Ministerio del Ambiente un estado de incertidumbre innecesario y fricciones con funcionarios del Ministerio de Vivienda y Hábitat.
Pero pasado todo lo anterior, ahora lo fundamental es hablar de lo importante, que no es otra cosa que referirnos a lo que debe ser el futuro del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas que, a fin de cuentas, está sustituyendo al anterior Ministerio del Ambiente.
El 22 de septiembre de 2014 dijimos en declaraciones al Correo del Orinoco:
“El movimiento ambiental venezolano “no está conforme con como se trabajaba en el ministerio (del Ambiente)”, acota. Esa institución, de acuerdo con su análisis, habría que reestructurarla y hacerle una reingeniería” (2)
Para esa reestructuración lo primero que solicitamos, y no somos los únicos, es que el nuevo ministerio sea guiado por criterios técnicos y no ideológicos y partidistas. Los problemas ambientales del país no van a ser resueltos por discusiones teóricas de capitalismo versus socialismo, sino atendiendo las causas que los generan y las consecuencias en la calidad de vida de los ciudadanos.
Estamos convencidos de que si el objetivo es trabajar por la conservación de nuestros espacios naturales, la preservación de nuestras especies de fauna y flora, una mejor gestión de nuestras cuencas hidrográficas o la basura, acabar con la minería ilegal en la Guayana venezolana, por mencionar solo algunos de los más relevantes, el Ministerio contará con el apoyo de las organizaciones ambientales no gubernamentales (ONG) y las universidades.
En lo anterior tiene una oportunidad el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas y el Ministro Barreto: convoque de manera amplia a las ONG ambientales, a profesionales y universidades para discutir y trabajar sobre la situación ambiental de Venezuela.
El Ministerio debe invitar a los especialistas que laboran en las universidades a trabajar en la Segunda comunicación de cambio climático; a discutir sobre la calidad del agua en la cuenca del Lago de Valencia, o elaborar el Plan de Gestión Integral de Basura, que está pendiente desde hace tres años.
Abran las puertas a las ONG que trabajan con especies amenazadas o con la deforestación de áreas boscosas, para unir los mejores recursos de todos para garantizar la conservación de nuestra diversidad biológica.
Reúnanse con comunidades indígenas pemón, ye´kwana y yanomami, y con ONG que han hecho seguimiento a la situación e impacto de la minería en la Guayana venezolana para enterarse de primera mano sobre la dimensión del problema y junto a ellos busquen soluciones a este problema social y ambiental.
Fomenten la articulación entre entes públicos y privados para el desarrollo de campañas y proyectos de educación ambiental y participación ciudadana para promover cambio de actitudes del venezolano en temas como el consumo responsable, reciclaje, conservación del agua y la energía o venta ilegal de animales de fauna silvestre.
Lo anterior son solo algunas de las cosas que creemos que deben hacer. Pero por sobre todo el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas y sus autoridades deben trabajar para fortalecerse frente a sus pares en el gabinete ministerial. En ese sentido debe dejar claro que: la administración de los Parques Nacionales es su competencia y no del Ministerio de Turismo o el de Comunas; que no es cualquier lugar donde el Ministerio de Vivienda y Hábitat puede construir soluciones habitacionales, sino que se requiere respetar el ordenamiento territorial y los estudios de impacto ambiental.
El Ministerio del Ambiente nunca tuvo el peso de otros ministerios del país. Sin embargo, siempre contó con el apoyo desinteresado de la sociedad agrupado en ONG o gremios. Si el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas se centra en lo técnico y convoca a todos los sectores, podrá recuperar esa ventaja perdida en los últimos años, cuyos frutos serán para todos los venezolanos.
“Quienes tenemos al ambiente como ámbito de trabajo vemos ésta decisión como un notable retroceso para un país que mostró un liderazgo en materia ambiental a mediados de los 70” cuando creó el primer Ministerio del Ambiente de América Latina y el Caribe y el segundo a nivel mundial” (1)
La decisión nos tomó por sorpresa a todos los vinculados al tema ambiental, como seguramente ocurrió con la más reciente por medio de la cual se separan los ministerios para crear el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas y se nombra a Guillermo Barreto como su ministro. De estos hechos podríamos referirnos a lo positivo, lo negativo y lo importante.
Lo acontecido en los días y meses siguientes a aquel “sacudón” fue la manifestación pública de profesionales, organizaciones no gubernamentales, universidades y políticos de distintas tendencias sobre la necesidad de revertir la medida y al mismo tiempo revisar el funcionamiento y cumplimiento de la labor del Ministerio del Ambiente. De esta manera lo positivo es que se haya corregido la decisión tomada en septiembre de 2014, que queremos creer fue producto de las críticas antes mencionadas.
Lo negativo es que, a la luz de los resultados, la creación del Ministerio de Vivienda, hábitat y ecosocialismo fue una improvisación, que generó en los trabajadores del Ministerio del Ambiente un estado de incertidumbre innecesario y fricciones con funcionarios del Ministerio de Vivienda y Hábitat.
Pero pasado todo lo anterior, ahora lo fundamental es hablar de lo importante, que no es otra cosa que referirnos a lo que debe ser el futuro del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas que, a fin de cuentas, está sustituyendo al anterior Ministerio del Ambiente.
El 22 de septiembre de 2014 dijimos en declaraciones al Correo del Orinoco:
“El movimiento ambiental venezolano “no está conforme con como se trabajaba en el ministerio (del Ambiente)”, acota. Esa institución, de acuerdo con su análisis, habría que reestructurarla y hacerle una reingeniería” (2)
Para esa reestructuración lo primero que solicitamos, y no somos los únicos, es que el nuevo ministerio sea guiado por criterios técnicos y no ideológicos y partidistas. Los problemas ambientales del país no van a ser resueltos por discusiones teóricas de capitalismo versus socialismo, sino atendiendo las causas que los generan y las consecuencias en la calidad de vida de los ciudadanos.
Estamos convencidos de que si el objetivo es trabajar por la conservación de nuestros espacios naturales, la preservación de nuestras especies de fauna y flora, una mejor gestión de nuestras cuencas hidrográficas o la basura, acabar con la minería ilegal en la Guayana venezolana, por mencionar solo algunos de los más relevantes, el Ministerio contará con el apoyo de las organizaciones ambientales no gubernamentales (ONG) y las universidades.
En lo anterior tiene una oportunidad el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas y el Ministro Barreto: convoque de manera amplia a las ONG ambientales, a profesionales y universidades para discutir y trabajar sobre la situación ambiental de Venezuela.
El Ministerio debe invitar a los especialistas que laboran en las universidades a trabajar en la Segunda comunicación de cambio climático; a discutir sobre la calidad del agua en la cuenca del Lago de Valencia, o elaborar el Plan de Gestión Integral de Basura, que está pendiente desde hace tres años.
Abran las puertas a las ONG que trabajan con especies amenazadas o con la deforestación de áreas boscosas, para unir los mejores recursos de todos para garantizar la conservación de nuestra diversidad biológica.
Reúnanse con comunidades indígenas pemón, ye´kwana y yanomami, y con ONG que han hecho seguimiento a la situación e impacto de la minería en la Guayana venezolana para enterarse de primera mano sobre la dimensión del problema y junto a ellos busquen soluciones a este problema social y ambiental.
Fomenten la articulación entre entes públicos y privados para el desarrollo de campañas y proyectos de educación ambiental y participación ciudadana para promover cambio de actitudes del venezolano en temas como el consumo responsable, reciclaje, conservación del agua y la energía o venta ilegal de animales de fauna silvestre.
Lo anterior son solo algunas de las cosas que creemos que deben hacer. Pero por sobre todo el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas y sus autoridades deben trabajar para fortalecerse frente a sus pares en el gabinete ministerial. En ese sentido debe dejar claro que: la administración de los Parques Nacionales es su competencia y no del Ministerio de Turismo o el de Comunas; que no es cualquier lugar donde el Ministerio de Vivienda y Hábitat puede construir soluciones habitacionales, sino que se requiere respetar el ordenamiento territorial y los estudios de impacto ambiental.
El Ministerio del Ambiente nunca tuvo el peso de otros ministerios del país. Sin embargo, siempre contó con el apoyo desinteresado de la sociedad agrupado en ONG o gremios. Si el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas se centra en lo técnico y convoca a todos los sectores, podrá recuperar esa ventaja perdida en los últimos años, cuyos frutos serán para todos los venezolanos.