Estimado Dr. Méndez,
Debido a que el Blog no me que quiere dejar contestar a su respuesta a mi anterior artículo que usted tuvo a bien hacerme en la sección de comentarios y debido a la importancia y valor que le veo a este intercambio de ideas, lo coloco en este sitio.
En primer lugar, celebro la posibilidad de conversar y conocer los argumentos e información que me ha enviado al Blog, escritos además de manera sumamente precisa y rigurosa. Asimismo agradezco profundamente que haya tenido el tiempo y voluntad de hacérmelos llegar.
Por otra parte, me gustaría precisar algunos aspectos en relación, no a la información científica suministrada por usted en el comentario que me hizo llegar, ya que como digo en la misma entrada de mi blog, no tengo las competencias técnicas para analizarlas, sino al uso y divulgación de información científica compleja con fines educativos.
Comienzo indicando que es un consenso general entre los promotores de la gobernanza del cambio climático y profesionales relacionados con la educación y la concientización pública, que para poder avanzar hacia los cambios culturales, políticos, sociales y económicos necesarios para desacelerar la emisión de GEI y disminuir las vulnerabilidades de la población frente a los cambios no evitables, es necesario fortalecer las capacidades de la población en términos de su formación, educación y habilidades para la participación activa en el desarrollo de comportamientos, cultura y procesos económicos, así como en la creación y adopción de medidas de adaptación locales.
Esta idea está claramente establecida en el artículo 6 de la CMNUC y el Plan de Trabajo de Doha y sus desarrollos posteriores. Asimismo, las implicaciones, avances y obstáculos para lograr este propósito están sólidamente establecidos en un corpus de conocimiento científico creciente que si en algún momento siente la necesidad de revisar le podré enviar algunos de los trabajos más representativos.
En este proceso, un obstáculo importante para la realización de este trabajo, es la complejidad inherente a la ciencia del cambio climático, incluyendo sus procesos de investigación, los resultados de los mismos y sus interpretaciones con fines de toma de decisiones políticas.
En tal sentido, los psicólogos que estudian los procesos sociales de percepción del cambio climático han identificado como una de las barreras que obstaculizan la aceptación del público al apoyo a las políticas de gestión del cambio climático y su incorporación a procesos locales de adaptación al CC es la sensación de "lejanía" e incomprensión que perciben en relación con las advertencias y recomendaciones provenientes del mundo académico.
Por ello, toda acción dirigida a cerrar esta brecha y avanzar en el sentido de una ciudadanía formada debe ser bienvenida y fortalecida.
Es justo en este punto donde he argumentado en el blog, quizás de manera poco rigurosa en los términos que usted correctamente me ha señalado, pero, y ello es muy conocido por una persona con la solvencia científica suya: El uso de datos aislados y su interpretación sin un análisis crítico de los mismos puede llevar a falacias y sesgos cognitivos y políticos.
Para darme a entender: Una temperatura máxima registrada en un día de 40° grados centígrados puede ser percibida como muy alta, pero si no conocemos los patrones e historia climática del sitio, y su relación con otras medidas tomadas en otros lugares, este dato no tiene ningún valor, tampoco puede ser utilizado con fines de sacar conclusiones sobre los cambios y variabilidad climática existente en una localidad particular y mucho menos para valorar la adecuación de alguna medida de mitigación al CC.
Este problema es aún más grave cuando para interpretar los datos suministrados es necesario un conocimiento técnico avanzado, tal como es el caso presente.
Por otra parte, cuando se realizan procesos de popularización de la ciencia resulta necesario colocar la información técnica de tal manera que pueda ser comprendida por las personas a los cuales va dirigida la acción educativa, pero la banalización y re-simplificación de esta información puede ser contraproducente para los objetivos de formación y comunicación y puede ser usado con fines políticos sesgados. Esto ocurre cuando se omiten datos o se presentan desconectados de tal manera de generar algún tipo de percepción en los receptores de la información.
De nuevo insisto, este no es un cuestionamiento a los datos utilizados (aunque pudiera uno interrogarse sobre la validez actual de datos del 2010, su interpretación en relación con los valores medidos en otros países o por qué los datos del Banco Mundial si fueron válidos para su uso en el contexto del NDC presentado por Venezuela en la COP21) ni mucho menos es una crítica a la loable intención de hacer divulgación científica, sino del uso inadecuado de herramientas comunicacionales con fines educativos. Ello puede tener como consecuencia que se generen percepciones sobre nuestra situación en términos de acción climática que son muy lejanas a nuestra realidad actual y por ello aumente la actual pasividad tanto ciudadana como gubernamental en términos de la acción y la justicia climática.
Finalmente, este intercambio de ideas que siento muy útil, al menos para mí, me refuerza la idea de la necesidad de trabajar mucho más intensamente en la construcción de puentes entre la comunidad académica y el resto de los actores sociales, así como la necesidad de romper definitivamente con las actuales barreras existentes en Venezuela para trabajar todos juntos por el fortalecimiento de la población venezolana frente a los enormes peligros que implica el cambio climático sobre la población venezolana y al aumento grave de la vulnerabilidad de la población frente a esa situación.
Muchísimas gracias por su atención y los muy valiosos datos aportados.