1. Caimanes: ¡Alerta roja: hay caimanes en Higuerote! Los turistas y la prensa están alarmados. La noticia se trata como si un sanguinario depredador se hubiera colado en una piscina llena de niños.
Los caimanes de la costa, siempre han estado en ese lugar y tengo la esperanza que siempre lo sigan estando. Sus hábitos son nocturnos, furtivos y recelosos de la presencia humana. Por eso se han mantenido fuera de la mirada del observador poco atento.
Andrés Eloy Seijas, un especialista en estos reptiles, alguna vez me dijo que había contado numerosos caimanes en la generalmente abarrotada Bahía de Tucacas. Claro, los contó de noche cuando ya nadie andaba por allí. De día los caimanes están escondidos en los manglares refugiándose del calor y de los humanos, y solo salen de noche en busca de alimento. También me explicó que estos cocodrilos no tienen el grado de agresividad que tiene el caimán del Orinoco, y creía que ese comportamiento, junto a sus hábitos nocturnos y cautelosos, les había salvado hasta cierto punto, del peligro de la extinción en el que está su primo llanero.
Realmente la noticia debería ser: ¡Alegrémonos aún hay caimanes en nuestras costas! Pero, hasta ahora esa sencilla explicación no le interesa divulgarla a ninguna autoridad de protección de nuestra biodiversidad. Quizás así se tranquilizaría a la población, lo que facilitaría resguardar a estos magníficos animales. También pudiera investigar cuál es la causa de que estos animales se estén dejando ver durante el día ¿quizás tendrá que ver con la sequía?
2. Sequía: Tenemos también desabastecimiento de lluvias, los embalses se secan y los racionamientos se acentúan, y se vuelven un riesgo grave de enfermedades y pérdida de productividad. Pero cada día la situación se agrava a medida que la falta de lluvias y el calor deseca los reservorios de agua y las familias ya no saben que más hacer para rendir la poca agua que pueden almacenar. Por ahí dicen que la sarna prospera.
¡Es culpa de El Niño! claman a coro las autoridades. Pero lo cierto es que no tuvieron las capacidades técnicas, ni la vergüenza de actuar cuando debían. El periodista Jeanfreddy Gutiérrez revisó la Memoria y Cuenta del Ministerio de Ecosocialismo y encontró que todas las empresas hidrológicas reportan un muy bajo cumplimiento en las obras que debían implementar para mejorar los servicios de suministro de agua potable a la población. De esas deficiencias culpan a la falta de materiales, equipos, deficiencias de las contratistas por los retrasos y paralización de obras. No hay niño envuelto en esas sábanas.
Y ahora que la sequía aprieta, no tienen planes para superar la emergencia. Tal vez nos convoquen a salir todos a la calle a cantar en coro: ¡Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva…!
Pero las invocaciones parece que hasta ahora no funcionan y hasta el aire se seca y llena de humo: Lo llaman calima.
3. Calima: Los caraqueños están alarmados. Desde hace varios días la atmósfera del valle se espesa con una bruma gris de olor repulsivo, que irrita los ojos y esconde a nuestra montaña.
Los medios de comunicación rastrean posibles especialistas para preguntarle ¿Qué es eso? ¿Por qué ocurre? ¿Cuáles son sus consecuencias?
Los que saben dicen que la calima o calina es un fenómeno meteorológico que ocurre cuando el vapor de agua en la atmósfera se mezcla con polvo, hollín y otras partículas. En Caracas es un fenómeno estacional que aparece en el período de sequía, cuando la falta de precipitaciones permite que se mantengan las partículas suspendidas en la atmósfera por largos períodos de tiempo. El INAMEH predice que estará presente hasta que aparezcan las lluvias.
Pero nadie confiesa que en este país no se tienen los medios para medir la contaminación. Lo que permitiría, como en otros países, generar políticas de control y alertas que permitan salvaguardar la salud de las personas. Claro, tampoco hablan que una de las principales causas de contaminación atmosférica en esta época del año es el humo proveniente de los incendios de vegetación.
4. Incendios de vegetación: La alarma cunde entre muchos ambientalistas: ¡Nuestros parques nacionales están ardiendo!
Y no es que estos siniestros sean una novedad en Venezuela, ni que los parques nacionales se hayan librado del fuego en años previos. Lo que asombra e indigna, es el estado de precariedad casi absoluta en que se encuentran los combatientes de incendios. Poco personal, sin equipos, ni medios de transporte, alimento ni agua. En algunos casos se ha tenido que recurrir a la solidaridad ciudadana para recoger algunos insumos mínimos para apoyar su acción. Cuando la presión ciudadana aumenta aparecen algunos apoyos tardíos e insuficientes.
Nadie habla de aviones cisterna, helicópteros, ni vehículos para movilizar al personal. Los que se mostraron en años anteriores ¿dónde estarán? ¿En qué emergencia estarán siendo usados?
Los bomberos forestales a pesar de su titánico esfuerzo y el grave riesgo a que están expuestas sus vidas se convirtieron en meros testigos de la destrucción de nuestro patrimonio biológico. Quizás estén presenciando el principio del fin de nuestros parques nacionales.
5. Parques Nacionales. En Venezuela los parques nacionales se convirtieron en meros destinos turísticos en la mente de algunas autoridades. “Cheverito”, en su momento fue el vocero de la llamada a “aprovechar” nuestras maravillas naturales. Se promovió un turismo “social” que en la práctica es sinónimo de recreación masiva y que no tiene nada que ver, ni le importa que estos espacios estén protegidos por la Constitución y las leyes nacionales supuestamente para salvaguardar sus riquezas biológicas, hídricas y paisajísticas.
La idea quizás es que si todos estamos gozando, no veremos la corrupción, negligencia, incapacidad, los negocios ilícitos y la privatización obscena de nuestros parques nacionales.
Pero el silencio oficial se hace mayor cuando se oculta maliciosamente la relación entre la conservación de los parques nacionales y el Guri.
6. Guri: Es el nombre popular que se le da a la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, la cual contribuye con cerca de 70% de la producción eléctrica nacional. Es el que usa un ministro para medir las horas que faltan para el colapso eléctrico nacional. Por supuesto la culpa será de El Niño.
Nadie saldrá a decir que una parte del problema tiene que ver con la destrucción de la cuenca del río Caroní que alimenta ese complejo generador hidroeléctrico.
Es que es feo hablar de la política criminal de abandono, impunidad y complicidad con las mafias del oro que destruyen a la Guayana venezolana. Mucho menos que exista minería incluso dentro del Parque Nacional Canaima. Pero nada de esto parece preocuparle a unas autoridades ambientales que son como Shakira “Bruta, ciega, sordomuda / Torpe, traste y testaruda… “
A fin de cuentas a quién le importa esa zona llena de mosquitos, malaria y mineros criminales y criminalizados. Lo único que importa son unas onzas de oro en el bolsillo adecuado.
Pero recientemente ya no se habla de onzas, sino de toneladas de oro, coltán, diamantes y otros minerales lo que les ponen los ojos vidriosos a muchos miembros del gabinete ministerial.
Nadie quiere hablar de daños ambientales producto de la minería a gran escala. Además alertar sobre eso es “neoliberal” (el diputado Carreño dixit). Y hablando de neoliberalismos, ya algunos sueñan con verse como flechas lanzadas bien lejos de esta tierra, pero con la botija llena, por un enorme “Arco Minero”.
7. Arco Minero: Proyecto que hizo abjurar al gobierno de sus principios “ecosocialistas”. Los mismos con que dijeron defender nuestro territorio y riquezas naturales de todos los enemigos de la patria: las empresas capitalistas mineras.
Y ahora que fueron olvidadas por el gobierno esas tonterías ideológicas, serán 150 empresas, la mayoría extranjeras, las que tendrán a su cargo devastar a fondo 12% del territorio nacional. Eso sin olvidar a las que fueron expulsadas del país por el presidente Chávez debido a la destrucción ambiental que generaban. Al menos eso dijo la ex ministra Osorio, que estuvo en esos andares.
De lo que no se habla es de cumplimiento de normas constitucionales y legales. Sobre eso únicamente existe un enorme silencio.
8. (El) Silencio: Urbanización en el centro de Caracas donde fueron construidas las torres gemelas del Centro Simón Bolívar, uno de los símbolos de la modernidad caraqueña y sede del Ministerio de la Hipocresía y Mutismo (por alguna gente llamado de Ecosocialismo y Aguas).
Ministerio creado para supuestamente ser el puntal ético del llamado Ecosocialismo. Pero luego de apenas un año es solamente un cascarón vacío sin voz, ni acción, ni moral. Un eterno ausente de todas las decisiones relacionadas con el ambiente que se hacen en el país. Que solo quedó para el triste papel de administrador del racionamiento de agua.
Al final de todo, una institución construida para acompañar la destrucción ambiental de Venezuela con su silencio cómplice.