lunes, 6 de noviembre de 2017

Venezuela, la sociedad civil y la COP23: Domando al dinosaurio fósil





Hoy se iniciaron las actividades de la 23ra Convención de las Partes en Cambio Climático (COP23), que se celebrará este año en la sede de la secretaría de la  UNFCCC en Bonn, Alemania.

Una de las particularidades de la COP de este año es que la presidencia de la misma está en manos  de Fiji, un pequeño estado insular del Pacífico y uno de los sitios más vulnerables frente a los posibles efectos del cambio climático. Pero la organización y espacios para la realización de la misma está siendo suministrada por la secretaría de la Convención Marco de Cambio Climático con sede en Bonn y con el apoyo del gobierno alemán. Esta dualidad generará dos miradas que deberán confluir en esta reunión cumbre: la de los países más pequeños, vulnerables, sin una responsabilidad significativa sobre el cambio climático y la de los países más industrializados y por ello generadores de los gases causantes de este fenómeno.

Los objetivos de esta convención están relacionados con afinar aspectos del Acuerdo de París. Ello incluye definir reglas claras y precisas sobre los procesos establecidos en este Acuerdo. En particular, se espera dar respuestas  a las preguntas  surgidas del Acuerdo de quién debe hacer qué, de qué manera, cuándo, cómo y con qué apoyo financiero.

Sobre esta agenda relativamente optimista y un poco burocrática derivada del éxito diplomático derivado de la reunión en París estarán gravitando dos amenazas: Los posibles efectos de la posición de los EEUU contraria no sólo al Acuerdo, sino incluso a la evidencia científica sobre la existencia, causas y efectos esperados del cambio climático. Así como, el hecho de que la comunidad científica ha alertado sobre el hecho de que si no se emprenden cambios mucho más ambiciosos, de manera más rápida y con el apoyo de todos los país y personas del mundo no se lograrán los objetivos del Acuerdo. De allí el lema de esta COP "Further, Faster, Together" (Más allá, más rápido y todos juntos).

¿Y Venezuela?


Una situación recurrente en las sucesivas reuniones de las partes de la Convención Marco de Cambio Climático es que la sociedad venezolana no tiene la más mínima información sobre la posición, posibles propuestas o información que pueda estar llevando la delegación oficial venezolana ante ese evento. A eso se le une el hecho de que nuestro contexto país limita de manera extrema la posibilidad de tener miembros de la sociedad civil participando en el mismo.

Algunas personas pueden creer que el gobierno nacional no tiene la obligación de informar, ni solicitar la participación de la sociedad en esas actividades que involucran negociaciones muy complejas entre gobiernos de todo el mundo.

Pero el derecho a la participación de la sociedad civil en los temas relacionados con el desarrollo sostenible está establecido tanto en el ámbito internacional (ver por ejemplo las publicaciones de la OEA y la CEPAL) Igualmente es parte de los principios del Programa de Trabajo de Doha sobre el Artículo 6 de la Convención Marco de Cambio Climático e incluso en nuestra Constitución aún vigente.

Asimismo en palabras de un investigador del derecho ambiental:

“…la participación pública en las estrategias para enfrentar el cambio climático y la degradación ambiental en general no es solo algo es deseable y valioso, desde el punto de vista pragmático y ético de la aceptación y legitimidad social, sino también, consecuentemente, desde un punto de vista legal y jurídico. Es mas, “la participación ciudadana”, a pesar de no ser considerada un principio general del derecho internacional del medio ambiente, es una institución o figura con soporte legal, incluida y desarrollada en diversos instrumentos internacionales, que además ha sido reconocida como un elemento central del principio de desarrollo sostenible.”

Por supuesto la posición en este sentido del gobierno venezolano ha sido ambigua, cuando no, totalmente contradictoria.

Venezuela fue promotora y sede de la “PreCOP social de Cambio Climático” en el 2014 (nombre que le dio el gobierno venezolano a esta reunión preparatoria a la COP20) En la misma, se abrieron espacios para la discusión sobre temas sociales asociados al cambio climático. Esta reunión fue publicitada como que iba a "… sentar un precedente sobre las formas de participación de la sociedad civil en los foros de la ONU, además de permitir a las ONG que contribuyan de manera directa a la construcción del nuevo acuerdo que sustituirá al Protocolo de Kioto y cuya decisión debe adoptarse en 2015".

A pesar de estas supuestas orientaciones que ponían a Venezuela como campeona de la participación social, desde el mismo momento de su ocurrencia la reunión fue acusada de ser excluyente, ideológicamente sesgada, poco respetuosa de las opiniones críticas y de manipular la redacción de declaración final. Por ello, algunas de las organizaciones participantes no la subscribieron.

Este doble discurso se mantuvo en las reuniones cumbre posteriores, y a consecuencia de ello, en la reunión de Marrakech, en el 2016, la delegación venezolana fue cuestionada por la red global de organizaciones de la sociedad civil Climate Action Network (CAN), en el contexto de una actividad llamada “Fósil del Día” donde esa organización denuncia a los países que obstaculizan los avances de las negociaciones o tienen posiciones contrarias al avance hacia un futuro libre de combustibles fósiles.

 En esta ocasión la CAN dio a Venezuela una “mención especial” por su posición en que mezcló su rechazo a la participación de las compañías relacionadas con el negocio de los combustibles fósiles, con uno hacia las organizaciones de la sociedad civil. En palabras de esta organización y refiriéndose a  Venezuela: “No mezcle a la sociedad civil con los títeres de combustibles fósiles. Estamos viviendo en un mundo donde la voz de la gente cuenta: la sociedad civil puede ayudar a los gobiernos a comprender verdaderamente las necesidades de las comunidades y apoyar el desarrollo de soluciones climáticas efectivas y relevantes. Vacíe esa agua sucia por el desagüe pero mantenga seguro al bebé…” (Traducción libre) 

¿Y realmente importa participar en estos procesos de lucha contra el cambio climático?


En Venezuela vivimos en una situación muy difícil que algunas organizaciones defensoras de derechos humanos han definido como una emergencia humanitaria compleja. En tales condiciones el tema del cambio climático pareciera ser totalmente alejado de los intereses y preocupaciones de gobiernos y la población en general. Los temas de salud, alimentación, economía, seguridad, conflictividad social, etc. parecen ser mucho más importantes que preocuparnos por el aumento de la temperatura en el planeta.

Pero precisamente por ese contexto de emergencia, el tema del cambio climático se vuelve más relevante. Por una parte, este fenómeno afectará sistemas y servicios ambientales esenciales haciendo más grave la situación del país, y por otra la crisis existente nos hace cada vez más vulnerables a los efectos negativos del cambio climático.

En tal situación para la sociedad civil de Venezuela uno de sus retos es fortalecer su capacidad de acción para exigir participar de manera activa en todas las labores relacionadas con lograr un país responsable, fortalecido y resiliente en materia de cambio climático. Ello incluye ganar la posibilidad de incidir sobre las negociaciones del mundo de tal manera de exigir que cada país asuma su responsabilidad en el tema del cambio climático.

 En palabras de Mauro Fernández, Coordinador de la Campaña de Clima y Energía, Greenpeace Argentina: Es necesario “alejar sus discursos de la culpa y la deuda y enfocar el debate en la responsabilidad nacional e internacional teniendo en cuenta las responsabilidades históricas y diferentes trayectorias, así como las diversas realidades sociales y económicas a nivel nacional…”

Pero todo ello será posible si en simultáneo trabajamos, en conjunto con el resto de la sociedad, para lograr la redemocratización del país, el respeto a los derechos humanos y la búsqueda de la justicia ambiental.

No son temas para algún futuro posible. Necesitamos empezar a trabajar desde hoy mismo para "domar" al dinosaurio fósil.

martes, 3 de octubre de 2017

Políticas de Cambio Climático en Venezuela ¿Atrapadas en un cuadrante de paz?




La participación del público y su acceso a la información y el conocimiento son esenciales para elaborar y aplicar políticas efectivas que permitan luchar contra el cambio climático y adaptarse a sus efectos…. Declaración Ministerial de Lima sobre la Educación y la Sensibilización 2014


Este artículo es una versión ampliada y modificada de un texto enviado a la Red de Cambio Climático de Venezuela el pasado día 27 de septiembre de 2017


Los días 26 y 27 del pasado mes se realizó en la ciudad de Caracas el Seminario "Políticas de Seguridad Ciudadana, Cambio Climático, Gestión de Riesgo y Actividad Sísmica", actividad promovida por el Viceministerio para la Gestión de Riesgo y Protección Civil que forma parte del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz.

El seminario tuvo como objetivo: “divulgar conocimientos y prácticas sobre gestión de riesgos, cambio climático y amenazas sísmicas, así como compartir aprendizajes, logros y desafíos en esta materia. La finalidad es precisar las funciones de las instituciones y organizaciones sectoriales y territoriales, y promover articulaciones entre dichas instancias para el abordaje de las problemáticas”

Según el programa del evento se realizaron ponencias en aspectos tan importantes para Venezuela como: los avances en políticas públicas frente al cambio climático, incluyendo el Plan Nacional de Adaptación, ponencia presentada por el Coronel (AV)  Ramón Celestino Velásquez, ministro del MINEA; La incorporación de escenarios prospectivos de cambio climático en los Planes de Ordenación del Territorio, en los diferentes niveles de gobierno, expuesto por Ricardo Menéndez Ministro del Poder Popular para la Planificación; así como los avances en materia de  las negociaciones internacionales en cambio climático, presentado por el Dr. Pedro Borges, entre otros temas igualmente significativos (negrillas mías).

Dado ese objetivo y contenidos considero que este evento es potencialmente un hito dentro de las políticas públicas nacionales en materia de cambio climático (CC). A pesar de ello, no estuve presente en el mismo, por lo que tengo que limitarme a hacer algunos breves comentarios al respecto de esta actividad basados en la muy escueta cobertura periodística publicada luego de su realización.

Un primer análisis de la información existente sobre el Seminario parece hablar de elementos positivos:

1. Muestra un cambio en las políticas públicas en materia de CC:
En función de la trascendencia de los temas presentados y el nivel de los ponentes, pudiera hacerse la conjetura de un posible cambio en la política gubernamental de Venezuela con respecto al tema del CC: desde un enfoque centrado únicamente en el discurso político internacional, con muy pocos avances hacia lo interno, hasta un posible interés y voluntad de acción en el alto nivel del gobierno, al menos como parece mostrar este evento.

2. Parece indicar la voluntad de cumplir con compromisos del gobierno venezolano:
Parece desprenderse de las ponencias presentadas que existe un compromiso gubernamental de entregar la segunda comunicación de cambio climático de Venezuela, informe que ha sido ofrecido en muchas oportunidades previas igualmente ha sido postergada su entrega en igual número de veces.

Igualmente pareciera existir la voluntad de honrar la obligación del Ejecutivo Nacional de formular un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, tal como lo previó la Ley de Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos del 2009 y lo hemos venido exigiendo desde la sociedad civil venezolana. Vale quizás la pena volver a recordar el hecho de que la Ley mencionada determinó que el Plan debería estar diseñado en un plazo de dos años luego de su puesta en vigencia.

Desde la Coalición Clima21 saludamos estos cambios en las políticas del gobierno Venezolano con respecto al CC.

Por otra parte, es nuestra obligación señalar algunos aspectos negativos asociados a este evento:

1. El carácter cerrado del evento:  
A pesar de la gran importancia y transversalidad que tienen estos temas para todos los sectores del país, el mismo fue por invitación cerrada y, hasta donde entiendo, el público estuvo formado por principalmente por funcionarios gubernamentales venezolanos.

Esta circunstancia fue reforzada por haber sido realizado el evento dentro de una instalación militar.

2. El enfoque estrictamente gubernamental del mismo:
Con la excepción de una presentación de un representante del PNUD – Cuba, el resto de los expositores fueron funcionarios de diferentes organismos del Ejecutivo Nacional. Es claro que allí resultaban necesarias otras perspectivas que hubieran enriquecido y apoyado lo presentado.

El CC es un proceso que afectará, y en algunos casos ya afecta, todos los aspectos de la vida del país. Por ello, es necesaria la incorporación de múltiples miradas y acciones desde todos los sectores, de tal manera de disminuir las enormes vulnerabilidades que tiene el país en relación a los efectos negativos del CC. En tal sentido, es necesario incluir enfoques que promuevan la acción desde los sectores productivos, sociales y académicos.

Creer que el tema del cambio climático es un asunto que sólo compete a los gobiernos es una invitación al fracaso, o al menos a las limitaciones, de toda política que pueda ser implementada. Se dice que el canciller alemán Konrad Adenauer, obviamente un político, afirmó que "La política es demasiado importante como para dejársela a los políticos", idea que, creo, es también aplicable al CC.

3. Los anuncios de la realización de políticas públicas realizadas sin ninguna participación de actores sociales distintos al gobierno
Nos informan de que se están realizando políticas tan importantes como el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático o programas educativos sobre este tema, sin que se hubiera realizado consulta y mucho menos con la participación de los distintos actores sociales interesados. Se invoca la participación de las comunidades, pero esa participación parece ser por una parte a posteriori y limitada a un sector de la población.

La participación de la sociedad civil en los temas de gestión ambiental y sustentabilidad tiene bases legales que son reconocidas a nivel internacional y que además son una orientación central de nuestra Constitución. Participar es un derecho, no un acto de generosidad gubernamental.


4. La ausencia del conocimiento científico-técnico desarrollado desde las universidades y centros de investigación en relación con el cambio climático: 
Es enormemente importante el desarrollo del conocimiento científico-técnico para sustentar las políticas de gestión del CC. Este fenómeno es un proceso ambiental enormemente complejo que genera consecuencias en distintos niveles y ámbitos, en algunos casos de naturaleza sinérgica.

A pesar de las dificultades existentes en el país, que se refleja de manera dramática sobre las universidades nacionales, el sector académico ha venido avanzando en este sentido. La Declaración de Mérida frente al cambio climático,  derivada del II Simposio Venezolano sobre Cambio Climático, es un claro ejemplo de esta acción.

Creer que sin ciencia y sin científicos es posible avanzar en políticas públicas relacionadas con el cambio climático, es como creer que se puede avanzar de noche en el océano abierto sin conocimientos del mar, las estrellas, ni instrumentos de navegación.

5. La educación ante el cambio climático se enfoca desde la seguridad policial:
En la ceremonia de apertura del evento el ministro de Relaciones Interior Justicia y Paz Mayor General Néstor Reverol declaró que: “con esta actividad buscamos lograr la capacitación para que el pueblo se involucre en el tema de prevención de riesgo y tengan el conocimiento para defenderse a la hora de un fenómeno natural o amenaza ambiental, debido al cambio climático que nos encontramos atravesando recientemente”.

Por otra parte, este ministro informó que serían usados los cuadrantes de paz creados por la Gran Misión A Toda Vida Venezuela, como un espacio para formar a las comunidades sobre cómo actuar ante cualquier amenaza ambiental… Asimismo, explicó que la población existente en esos espacios serían “…instruidos por el jefe del Cuadrante de Paz y por representantes de los organismos de seguridad presentes en ese territorio”  (negrillas mías)

La primera de las declaraciones del Ministro-General es concordante con el reconocimiento internacional de que solamente una sociedad informada, formada y participativa podrá superar los desafíos derivados del CC.

Pero por otra parte, es alarmante que este importante proceso pase a tener una lógica de seguridad policial. Los “cuadrantes de paz” son componentes de uno de los planes de seguridad del Estado y fueron creados para “canalizar respuestas prácticas y efectivas frente a la delincuencia”. Por lo que no pareciera ser un elemento que pueda servir para desarrollar programas educativos que puedan contribuir a disminuir las vulnerabilidades de la población frente al cambio climático, así como construir capacidades y resiliencia de la población frente a los retos derivados del CC.

La educación en el contexto del CC no es un tema menor: Es cambiar la manera de desarrollar los procesos de formación ciudadana para enfocarla hacia la generación de capacidades prácticas en la población que les permita asumir y conducir los cambios desde lo participativo y lo comunitario, desde el trabajo y la empresa.

Necesitamos una educación que promueva un mayor involucramiento de la población en las labores relativas a enfrentar el CC, desarrollar capacidades para la acción, aumentar los niveles de resiliencia ante los cambios y promover las capacidades creativas de la población con el fin de que puedan desarrollar nuevos procesos y comportamientos en el contexto del CC.

El desconocimiento o minimización del poder transformador de la educación frente a temas como el CC es grave. Enfocarla desde la lógica de la seguridad policial es peor.

6. La ausencia de una mirada desde los derechos humanos:
Este tema parece haber estado totalmente ausente de este evento. Ello aun cuando, tanto el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, como el gobierno nacional reconocen que la protección frente a los efectos del CC es un derecho de la población.

Asimismo los especialistas en el tema consideran que el CC es uno de los mayores desafíos en cuanto a derechos humanos de nuestro tiempo.

Un enfoque de derechos es fundamental para desarrollar las capacidades de la población en el contexto de este problema. Sólo a partir de la conciencia ciudadana de sus derechos podremos avanzar hacia una sociedad que de manera responsable asuma los cambios necesarios para los difíciles cambios que impone el CC. Esta omisión no es menor y puede tener repercusiones importantes sobre todo desde una lógica estrictamente policial.

La ausencia de este enfoque no es un tema menor, ni un olvido intrascendente. Es la consecuencia de la imposición de un enfoque militar a un tema que es principalmente de la incumbencia de la sociedad civil.

7. Se mantienen las declaraciones altisonantes:
Los cambios de políticas ocurren sin abandonar un discurso que más que ideológico representa lo que en otras latitudes llaman la post-verdad, con declaraciones tales como: “Venezuela es un epicentro positivo a escala internacional en materia de prevención y lucha contra el cambio climático"

No necesitamos de grandilocuencia y autobombo político, sino de acciones y resultados de un trabajo positivo en conjunto con la sociedad venezolana. Estas serán las que definirán las valoraciones que se realicen a futuro.

Al final, las noticias de este evento nos dejan un sabor agridulce en la boca, con noticias positivas, pero algunas llamadas de alerta.

Bajo esas circunstancias como sociedad civil debemos mantenernos exigiendo nuestro derecho a participar activamente en la construcción de políticas públicas que permitan a nuestro país construir las capacidades para defenderse y desarrollase en el contexto del cambio climático. Políticas que nazcan de procesos participativos, abiertos con sólidas bases científicas y por supuesto con una perspectiva ciudadana.

lunes, 28 de agosto de 2017

Juntos por la Fundación Instituto Botánico de Venezuela. Una semilla de esperanza





Un jardín es mucho más que un jardín

Hace varios años en el Jardín Botánico de Caracas –JBC– conocí una de las palmeras más bellas del mundo, la palma de Ceilán. Una especie proveniente del sur de la India y la isla de Ceilán (Sri Lanka) que los botánicos denominaron Corypha umbraculifera.

Además de su belleza y porte extraordinario, tiene una característica excepcional: sólo florece una sola vez en su vida. Al alcanzar una edad entre los 40 y 80 años produce una enorme inflorescencia en forma de paraguas. Luego de la floración y fructificación la planta muere.

En el año 2003, la que estaba sembrada en el JBC floreció. Mucha gente enmudeció de asombro y fascinación por el extraordinario espectáculo visible incluso desde fuera del jardín.

Eso ocurrió en uno de los sitios más bellos de Caracas, uno de esos tesoros urbanos que la mayoría de los caraqueños desconoce.

Pocos también saben que dentro del Jardín se encuentra la sede de la Fundación Instituto Botánico de Venezuela Tobías Lasser, institución dirigida al estudio de la diversidad de la vida vegetal de Venezuela. Allí se encuentra depositada la mayor colección de muestras de plantas de todo el país. Colección necesaria para investigar y aprovechar el mayor tesoro de Venezuela: su riqueza natural.

Pero sobre todo un sitio donde se incuba el futuro del país.

¿Qué tiene que ver el futuro con coleccionar paja seca? 

La mayoría somos conscientes que la dependencia del petróleo ha sido uno de los mayores males de Venezuela. Asimismo que en la actualidad los combustibles fósiles están dejando de ser los motores de la economía global y que por ello muchos países se están preparando para dejar de depender de esos combustibles para cubrir sus necesidades de energía.

Y entonces, qué va a ocurrir en Venezuela cuando el petróleo pierda gran parte de los mercados actuales por razones ambientales, así como económicas y políticas.

Venezuela deberá realizar una transición hacia una economía post-petrolera. Es decir a una economía donde existan fuentes de divisas, trabajo y prosperidad que surjan de actividades distintas a la explotación de los combustibles fósiles.

Somos un país rico en biodiversidad. En nuestro territorio existen organismos vivos, paisajes y ecosistemas capaces de sustentar nuestra economía y desarrollo humano.

Las opciones son muchas: Turismo sustentable; nuevos rubros alimenticios, farmacológicos e industriales; producción limpia de energía y muchas posibilidades más. Además bosques ricos, mares sanos y ciudades verdes, serán nuestra primera línea de protección contra amenazas tales como el cambio climático, las epidemias globales y el hambre.

Por ello, algunas de las profesiones y oficios más importantes del futuro en Venezuela estarán relacionadas con la biodiversidad. Los que la conozcan, estudien y sepan aplicar ese conocimiento estarán en la vanguardia de la transformación del país.

Es por eso que el Instituto Botánico y las personas que allí trabajan son parte de nuestra apuesta al futuro.

Pero todo ese potencial está a punto de perderse.

Una catástrofe continuada

El Instituto Botánico y el JBC están siendo sometidos a un ataque sistemático y criminal.

A sus dificultades crónicas de falta de presupuesto y problemas laborales, se unió un proceso continuo de saqueo que parece estar dirigido a  su desmantelamiento final.

Foto tomada de El Universal
No es posible describir con palabras el nivel de daño que ha sido producido hasta ahora. Todos sus equipos, vehículos, mobiliario y material de trabajo han ido desapareciendo con saña inimaginable. Y la destrucción continúa.

Las causas de la devastación son múltiples y conocidas. Entre otras: el odio e irrespeto a toda institución productora de conocimiento, el hampa impune y apoyada y la total negligencia e indiferencia de unas autoridades que abandonaron la institución a las fuerzas de la destrucción.

Trabajar en esas condiciones parece prácticamente imposible. No existen condiciones mínimas de trabajo y la motivación y ánimo del personal es continuamente devastado por el efecto pernicioso de una destrucción sólo comparable con las consecuencias de una guerra.

A pesar de todo ello, tal como esas plantas que se empeñan en crecer en sitios insólitos, un grupo de
trabajadores aún siguen tratando de parar el derrumbe de la institución.

Hay muchas formas de hacer resistencia ante la destrucción de nuestro país. Esta es de las más heroicas que he visto.

El desierto puede florecer

El desierto de Atacama en Chile, es el más seco del mundo. Allí la vida debe ser muy dura para poder adaptarse a esas condiciones extremas. Cada cierta cantidad de años, ocurren lluvias importantes en la región y el desierto se cubre de flores. Es un espectáculo extraordinario.

Imagen tomada de ABC Color
Como las flores del desierto de Atacama, en este momento en el país y en todo el mundo está floreciendo la fuerza, resistencia y solidaridad de los venezolanos.

Por ello, desde hace más de un mes decenas de voluntarios se reúnen todos los sábados en el Jardín Botánico de Caracas para ayudar con su limpieza y mantenimiento.  

Asimismo, varios comunicadores sociales han dado a conocer y denunciar la situación del JBC.

Recientemente, me reuní con un grupo del personal de la Fundación Instituto Botánico de Venezuela. Estoy ayudando a tender un puente entre venezolanos en todas partes del mundo que quieren apoyar al país y una institución que necesita urgentemente todo apoyo y solidaridad.

Foto tomada de El Universal
Hablamos de estrategias para captar fondos urgentes para evitar que se profundice el desastre. Pero
principalmente hablamos de esperanza. Queremos prender una pequeña luz en el medio de la oscuridad.

Se necesita de mucha más ayuda. Se requiere de gente con ideas y ganas de ponerlas a funcionar. Pero principalmente de personas que crean que nuestro país y nuestra ciudad merecen un espacio como el JBC donde florezca el país y fructifique el conocimiento necesario para reconstruir la Venezuela que necesitamos.

Incorpórate

Si usted desea apoyar al JBC con las jornadas de mantenimiento, por favor contacte con la Lic. Yaroslavi Espinoza <yespinoz04@gmail.com>. Se necesitan muchas manos, herramientas de jardinería y ganas de trabajar.

Si además quiere apoyar con ideas para rescatar nuestro potencial como país sustentable, por favor escriba a la Dra. Ana Herrera <instituto.jardin@gmail.com>  Necesitamos gente con propuestas concretas sobre como montar un esquema de captación rápida de fondos mediante el apoyo de mucha gente (crowdfunding) y una estrategia de largo plazo para la sustentación de la institución.

Muchas gracias de antemano. Estoy seguro que la Palma de Ceilán que sembraron al lado de la anterior, un día florecerá y será un regalo para todos.





miércoles, 23 de agosto de 2017

Justicia ambiental hiperbólica


Imagen del fondo tomada de La Radio del Sur

El gobierno de Venezuela puede ser definido como hiperbólico. Esa figura retórica de exagerar, a veces hasta el absurdo, las características de algún objeto, situación o persona con el fin de resaltarlo o magnificar su trascendencia. Pero no lo hace por razones literarias, sino que es un intento de generar realidades ficticias que escondan la realidad y esconder situaciones que no desean que sean objeto de escrutinio por los ciudadanos del país.

La hipérbole gubernamental toca todos los temas incluyendo los ambientales. Aún recordamos, el “logro” del 96% de acceso al agua potable en el país y los “avances” y “propuestas ambiciosas” en materia de lucha contra el cambio climático tal como fueron proclamados por la delegación venezolana durante la Cumbre del Clima en París en el 2015.

Pero en este momento pareciera que queremos alcanzar records dignos de un Premio Guinness.

Recientemente, en entrevista a “La Radio del Sur”, la presidenta de la Misión Socialista Árbol, Osly Hernández realizó declaraciones que retoman un guión ya representado durante de las manifestaciones estudiantiles del año 2014, reciclado recientemente por medios oficialistas y que son una excelente muestra de hipérbole ambiental.

En las mismas, esta funcionaria anunció que el gobierno de Venezuela está preparando un informe sobre los daños causados al ecosistema  durante las manifestaciones violentas perpetradas por sectores extremistas de la oposición desde el pasado mes de abril, el cual será representado ante la Organización de las Naciones Unidas (las negrillas son mías)

Asimismo, advirtió que: “Vamos a denunciar los crímenes que se dieron no solo contra los árboles, sino contra lugares de producción de agua potable e hidrológica que ponían en riesgo la vida del ser humano e incluso se registró el robo de una cepa de bacterias en Aragua”. Además, aseveró “que el problema en el país fue que sectores fascistas acabaron con elementos de vida para usarlos como instrumentos de guerras… ”.

Causa indignación que estas declaraciones sean dadas por una funcionaria que parece no tener ningún inconveniente en olvidar mencionar, entre otras cosas, que durante esas manifestaciones murieron más de cien venezolanos y que la gran mayoría de los mismos fallecieron por causas atribuibles a la acción desmedida de cuerpos policiales, militares y paramilitares.

Pero más allá de este “olvido”, y el lenguaje difamatorio, uno puede imaginarse el desconcierto de los funcionarios de la ONU recibiendo ese informe sin sentido de la pertinencia, la oportunidad y la proporcionalidad y con intenciones tan poco claras.

Además proveniente de uno de los países con mayor tasa de deforestación del continente, que anuncia la destrucción de miles de hectáreas de bosques que forman parte del Arco Minero del Orinoco, que sus “avances urbanos” recientes incluyen la destrucción de cientos de árboles y zonas verdes, que construye edificios residenciales dentro de áreas protegidas por ley y que permite la destrucción de los bosques de la Guayana por los mineros ilegales, incluyendo los que están dentro de Parques Nacionales y zonas declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad.

Pero obviamente el tema no es ser coherente o buscar soluciones positivas a los problemas, es otro intento de usar una situación de deterioro urbano como arma de persecución política. Es la degradación de la gestión ambiental para usarla como arma de guerra.

No es la primera vez que en Venezuela se usa la justicia ambiental con fines de persecución política o de manera totalmente exagerada, pero en este caso, sino estuviésemos pasando por una tragedia nacional, sería para caernos de la risa.

Son tiempos oscuros, pero muy pronto volveremos a llenar a nuestras ciudades de miles de árboles y avanzaremos hacia un país y una sociedad sustentable que utilice responsablemente su extraordinaria biodiversidad como pilar de nuestro desarrollo y calidad de vida.

Juntos haremos realidad el hecho de que la conservación de la naturaleza y la biodiversidad es un derecho humano y que la protección de la vida en todas sus formas será nuestra manera de decir gracias por el privilegio de vivir en un país de naturaleza maravillosa.

martes, 15 de agosto de 2017

Canaima, el Salto Ángel y el Chigüire Bipolar


Montaje sobre imagen tomada del Chigüire Bipolar 

A lo largo del día de ayer llovieron por las redes sociales fotos que supuestamente demostraban que el gobierno estaba permitiendo a empresas chinas a deforestar en los alrededores del Salto Ángel para sacar oro. Ello supuestamente como parte de los acuerdos mineros relacionados con el Arco Minero del Orinoco.

Una de las mismas muestra un letrero colocado frente al conocido salto de agua, con el texto: "Propiedad Privada. Terreno propiedad de…" seguido por  una cantidad de ideogramas chinos. Otras parecen mostrar zonas deforestadas y personas trabajando frente al mismo escenario.

La indignación de los que enviaban las imágenes era enorme y no fue hasta más tarde que se reveló que, al menos, la del letrero provenía de una entrada de la página humorística el Chigüire Bipolar publicada en el año 2011.

El tema es complejo y va mucho más allá del chiste o la confusión:

Por una parte, de hecho, está ocurriendo un verdadero ecocidio dentro del Parque Nacional Canaima, nuestro principal Patrimonio Natural de la Humanidad. Esto ha sido denunciado desde hace varios años sin que se haya tomado ninguna medida para evitarlo. Tal delito ambiental ocurre producto de la acción de “mineros ilegales” que trabajan ante la mirada complaciente, negligente, cómplice y, en algunos casos, impotentes de quienes debieran evitarlo.

Pero eso no tiene que ver con el tema del Arco Minero del Orinoco. Ese es otro problema grave que va a hipotecar nuestro futuro y sigue avanzando, mientras los venezolanos parecemos estar preocupados únicamente por el día a día y los conflictos políticos.

Las empresas chinas tienen años trabajando en el país y tienen inversiones importantes en materia petrolera y minera. Muchos de estos contratos son muy opacos, pero que se sepa, al menos de fuentes confiables, no dentro del Parque Nacional Canaima, área que no está incluida en la superficie decretada como Arco Minero del Orinoco.

Sobre el resto de las fotos enviadas me queda la duda sobre dónde y cuándo fueron tomadas o si también son falsificadas (una de ellas con el fondo del Salto Ángel es la más cuestionable) El hecho de que se hayan distribuidas junto a una que es totalmente falsa genera dudas sobre todo conjunto, al menos mientras no puedan ser verificadas.

Es necesario insistir sobre el sano escepticismo que debemos tener sobre toda noticia escandalosa, y la necesidad de confirmarla a través de fuentes confiables.

Necesitamos entender que vivimos en un momento en el cual se manipulan a los medios y particularmente a las redes sociales para generar desconfianza, miedo, reacciones nerviosas y al final descalificar estas redes como las únicas vías que muchos tenemos para recibir información veraz y pertinente para nuestras vidas.

Asimismo, es necesario comprender que en nuestro país están ocurriendo muchas situaciones injustas, deshonestas y hasta perversas, pero que no es útil reaccionar de manera visceral, ni mucho menos creer que viralizar información falsa puede servir para algo.

Por lo contrario nuestra acción, para que pueda ser eficiente debe ser de organizarnos y trabajar como sociedad ante estas realidades. Trabajo que debe incluir la documentación cuidadosa y la denuncia ante los órganos pertinentes de las acciones ilegales y las violaciones a los derechos ciudadanos y humanos.

Asimismo debemos prepararnos para rechazar de manera tajante la pretensión de unos pocos de “legalizar” los grandes negocios mineros que se están maquinando en el país.



P.S. Si se llegara a confirmar la veracidad al menos de alguna de las fotos enviadas habrá que darle otro premio al Chigüire por sus extraordinarias dotes predictivas

sábado, 12 de agosto de 2017

¿Venezuela se prepara para combatir el cambio climático?




En un artículo anterior en este mismo blog, comenté como la reciente ratificación del Acuerdo de París por parte del gobierno de Venezuela nos generaba a muchos ambientalistas venezolanos una mezcla de optimismo con desconfianza. En nuestro país bipolar, esta no es una sensación extraña y por el contrario forma parte de nuestra cotidianidad.

Más recientemente, una nota de prensa difundida por la Agencia Venezolana de Noticias nos refuerza esa tendencia a la emocionalidad paradójica:

En la misma, aparecen declaraciones del Ministro de Ecosocialismo y Aguas Ramón Velásquez Araguayán anunciando que: "En el mes de septiembre estaremos presentando la culminación del segundo comunicado nacional sobre cambio climático en nuestro país”. Asimismo informa que “preparan la conformación de la estructura gubernamental para afrontar y mitigar los efectos del cambio climático". Igualmente, destacó que diversos ministerios trabajan articuladamente con organismos internacionales para cumplir con el objetivo en el país. (Las negrillas las agregué yo)

Estas aseveraciones fueron complementadas por otra nota de prensa reciente, basada en mensajes publicados por el ministro a través de su cuenta de Twitter, en los cuales este funcionario da más información al respecto del tema tratado en el artículo anterior.

En las mismas, el ministro explica que el primer taller del “Fondo Verde para el Clima y Financiamiento Climático", tiene como objeto dar asesoramiento para la designación de la autoridad nacional así como crear la estructura gubernamental que va permitir el acceso al financiamiento del nuevo proyecto climatológico.

En otros tuits del ministro,  reseñados por esta nota, señala que la reunión tiene como propósito estudiar las soluciones para “revertir” los daños que el cambio climático en el país le ha hecho a “la Madre Tierra“. Asimismo, que: “discutirán los efectos del cambio climático que representan una amenaza a nuestros objetivos como país y promover iniciativas o proyectos que contrarresten los efectos del cambio climático”. (Las negrillas las agregué yo)

Analicemos la información suministrada por el ministro:

1. Anuncia que Venezuela presentará el segundo comunicado nacional sobre cambio climático en nuestro país.

Las Comunicaciones Nacionales son informes que presentan los países miembros de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, para evaluar y evidenciar su situación frente a los temas relacionados con este fenómeno. El mismo, describe la situación del país en cuestión  en relación con la lucha contra el cambio climático e incluye un inventario nacional de las emisiones de gases de efecto invernadero actualizados a la fecha del informe.

Estos reportes son necesarios para conocer la situación global en materia de cambio climático, así como sus tendencias y cambios, para, a través de esa información, mejorar las políticas globales y nacionales de lucha contra esta forma de destrucción global del ambiente.

A pesar de que se espera que estos informes sean periódicos y regulares, cada país ha ido presentando sus reportes de acuerdo a sus posibilidades y realidades.

En la región de América Latina y el Caribe la mayor parte de los países han publicado, hasta esta fecha, al menos 2 informes (21 de 33 países) y  nueve naciones han presentado más de dos informes (México ha presentado 5, Uruguay 4 y Antigua y Barbuda, Argentina, Belice, Brasil, Chile, Costa Rica y Perú 3)

Hasta el momento, Venezuela sólo ha presentado uno, el cual fue remitido a las Naciones Unidas en el año 2005. En este documento se incluyó un inventario de emisiones de gases de efecto invernadero con datos recolectados hasta el año 1999. Obviamente, en este momento estos resultados están muy desactualizados con respecto a nuestra realidad actual.

Aunque en diversos momentos previos se han realizado anuncios prometiendo entregar este informe, sin que ello hubiera ocurrido, celebramos que se tenga la intención de cumplir con esta obligación con el planeta.


2. Anuncia que Venezuela va a conformar una estructura gubernamental para afrontar y mitigar los efectos del cambio climático que incluye la designación de la autoridad nacional

Desde hace varios años, distintas personas y organizaciones nacionales e internacionales han solicitado que el gobierno nacional nombre una Autoridad Nacional en temas de cambio climático. Esta figura de Autoridad Nacional es una recomendación derivada de las decisiones tomadas en las reuniones cumbre sobre cambio climático (COP). Estas unidades gubernamentales representan puntos focales nacionales dirigidas a articular las acciones internacionales y nacionales así como promover el desarrollo de las políticas nacionales sobre este tema.

En Venezuela, algunos especialistas han considerado que esta dependencia debería tener competencias, capacidades técnicas, autonomía y recursos suficientes para realizar las complejas coordinaciones, articulaciones y estudios necesarios para cumplir con los objetivos nacionales en materia de cambio climático. Asimismo, se ha propuesto que ésta tenga una estructura que promueva la participación plena y efectiva de los actores sociales no gubernamentales relacionados con el cambio climático, tal como lo refiere el Acuerdo de París y las decisiones previas derivadas de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas.

Celebramos que se esté avanzando en la constitución de esta necesaria estructura organizativa. Pero a la vez sospechamos que la misma no va a tener un carácter participativo y abierto, sino por lo contrario excluyente y cerrado, como ha sido la costumbre hasta este momento en este tipo de asuntos. Realmente me alegraría mucho si estuviese totalmente equivocado en este punto.

3. Informa que estos esfuerzos tienen como objetivo final permitir el acceso al financiamiento del nuevo proyecto climatológico.

Cuando la reunión de la COP21 en París en diciembre de 2015, muchas voces en Venezuela alertaron que, tanto el lenguaje beligerante, como las propuestas basadas en pobres consideraciones técnicas, exhibidos por la delegación venezolana en esa reunión cumbre, eran contrarias a los intereses nacionales. Que por lo contrario, se necesitaba presentar una posición clara y firme, pero a la vez profesional, tanto en materia de gestión del desarrollo en el contexto del cambio climático, como en el tema de estrategias diplomáticas que permitieran alcanzar los apoyos necesarios para avanzar en los planes y proyectos prioritarios para el país.

El costo más importante (además del desprestigio nacional) que resulta como producto de esos enfoques inadecuados, es tener dificultades para acceder a los fondos existentes en materia de financiamiento del cambio climático. En este tema, el dinero va hacia propuestas creíbles, transparentes y viables.

Ahora más que nunca necesitamos de esos recursos, por lo tanto hay que dejar de lado las poses políticas, y con una verdadera estrategia de Estado, buscar los medios para lograr los objetivos nacionales en materia de cambio climático. Celebramos cualquier avance en este sentido.

Pero a la vez, alertamos sobre la necesidad de que la sociedad civil venezolana esté activa en la vigilancia de que los fondos que pudieran obtenerse se utilicen de manera transparente, pulcra y eficiente. A la vez que exigimos el derecho de la sociedad civil a realizar contraloría social del manejo de esos fondos.

4. Da a conocer que se discutirán los efectos del cambio climático que representan una amenaza a nuestros objetivos como país y promover iniciativas o proyectos que contrarresten los efectos del cambio climático.

Como dice el dicho popular “nunca es tarde cuando la dicha es buena”. Luego de muchos años sin avances en ninguna de los temas relacionados con el cambio climático en Venezuela, esas noticias alegran, ello a pesar de que ahora habrá que correr mucho para alcanzar los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático. En particular, tener en el menor tiempo posible una Estrategia Nacional de Adaptación al cambio climático, que nazca de un proceso consensuado y verdaderamente participativo, con sólidas bases científicas y con visión de unión nacional.

Los venezolanos más pobres quizás no sepan mucho de la ciencia y la política del cambio climático, pero son los más vulnerables a sus efectos, por lo que cualquier retraso adicional en la implementación de acciones realmente contundentes y eficaces en esta materia, redundará en graves violaciones a sus derechos humanos y en un mayor deterioro del desarrollo nacional.

Ellos no van a celebrar los logros alcanzados en la reunión reseñada por el ministro, no tienen tiempo para eso. El resto, mantendremos algunas expectativas de que estas declaraciones sean seguidas por hechos en la dirección positiva que demanda nuestro país.



martes, 25 de julio de 2017

Venezuela y la ratificación del Acuerdo de París: Entre la celebración y la desconfianza



La celebración

Recientemente aparece la noticia de que: “Venezuela ratifica apego al Acuerdo de París sobre el cambio climático y al Convenio de Estocolmo”.

Los ambientalistas venezolanos celebramos esta noticia.

Una nota de prensa publicada en la página Web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (MPPRE) informa que el canciller Samuel Moncada había depositado en la sede de las Naciones Unidad en Nueva York los instrumentos de ratificación sobre el Acuerdo de París sobre el cambio climático, así como los referidos al Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes.

La misma indica que esta acción se realiza en concordancia con el objetivo histórico del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela “la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”.

Es importante aclarar que ambos documentos son extremadamente importantes para el futuro de Venezuela y el mundo:

El Acuerdo de París es el instrumento de política internacional más importante logrado en los últimos años. Mediante el mismo 195 países, prácticamente la totalidad de los participantes de las Naciones Unidas, se comprometieron a disminuir sus emisiones de gases que generan el cambio climático global, considerado por muchos la mayor amenaza actual sobre las sociedades humanas y la vida sobre el planeta.

Por su parte, el Convenio de Estocolmo, es un acuerdo dirigido a eliminar, o al menos disminuir, las emisiones de contaminantes orgánicos persistentes. Éstos son sustancias químicas resistentes a la degradación, que incluyen a pesticidas, insecticidas organoclorados, herbicidas y compuestos derivados de la industria química (dioxinas, furanos, etc.) Todos ellos son altamente tóxicos tanto para los humanos como para el resto de los seres vivos.

En la nota de prensa se cita un mensaje de la cuenta de Twitter del canciller Moncada en la que expresa que: “En ONU-NY, depositamos la ratificación del Acuerdo de Cambio Climático de París. Venezuela comprometida con la defensa de la humanidad @SMoncada_VEN”.

Si, quisiéramos creer que el gobierno de Venezuela está comprometido con la defensa de la humanidad y el ambiente. Quisiéramos creer que vivimos en un país donde el gobierno en conjunto con todos los actores sociales está trabajando mancomunadamente en la solución de los problemas ambientales. Quisiéramos compartir esa celebración.

La desconfianza

El gobierno de Venezuela hasta el momento no ha dado señales que esté comprometido con la lucha contra el cambio climático, ni ningún otro tema ambiental más allá del plano retórico.

Recordemos otra vez algunos datos:

  • La Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático fue firmada por el país en 1992 y convertida en ley de la República en 1994. En la misma se establecen obligaciones a los Estados firmantes de establecer sus niveles de emisiones, implementar medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático y formular programas nacionales para facilitar la adaptación adecuada al cambio climático. Venezuela no tiene avances significativos en estos objetivos y no ha cumplido con la obligación de tener un programa (Estrategia) nacional de adaptación al cambio climático.
  • La Ley de Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos del 2009 estableció un plazo de dos años para formular un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. Aún no se ha hecho.
  • Otros instrumentos como el Plan de la Patria del 2013 y en el Plan Nacional de Derechos Humanos publicado en el 2015 también establecen que debe elaborarse una Estrategia Nacional de Adaptación ante el cambio climático. Igualmente sin avances al respecto.
  • Con respecto a la medición de nuestras emisiones no se han presentado informes nacionales desde el 2005. Informe realizado con datos tomados hasta el año 1999. 
  • Durante la Conferencia de las Partes en París en el año de 2015, Venezuela fue nombrada como “Fósil del Día” por una coalición de organizaciones ambientales de activismo climático, debido a su oposición radical a incluir en el Acuerdo de París mecanismos para la reducción gradual del consumo de combustibles fósiles (carbón y petróleo).
  • PDVSA ha sido considerada una de las empresas más contaminantes del mundo. Esta condición incluye entre otros temas: quemar grandes cantidades de gas natural proveniente de la explotación petrolera y mantener un alto registro de accidentes generadores de derrames de hidrocarburos en todas sus áreas operativas.
  • Venezuela tiene una de las tasas de deforestación más grandes de la región. Este proceso se ha acelerado en los últimos años.
  • A pesar de la legislación vigente, el país mantiene más de 300 vertederos de residuos sólidos a cielo abierto. En estas acumulaciones de basura se producen cantidades importantes de gas metano un muy importante gas de efecto invernadero. Asimismo estas zonas deterioran el ambiente local y afectan los indicadores de salud humana. El gobierno nacional no ha realizado ninguna acción para corregir esta situación y por el contrario utiliza el tema de los desechos sólidos como arma política.
  • No se ha realizado ningún avance para controlar las emisiones de gases producto del transporte público y privado. El envejecimiento y deterioro de estas flotas aumenta este problema
  • El Decreto del Arco Minero del Orinoco, es la amenaza más importante al futuro ambiental del país, al generar grandes zonas que serán deforestadas y daños importantes sobre ríos y otros ecosistemas importantes.
  • No hay avances importantes en el control y erradicación de la minería ilegal y el uso de mercurio por parte de mineros ilegales que operan incluso en áreas protegidas en los Estados Bolívar y Amazonas.
  • Se incrementa la superficie dedicada a la minería de carbón en la zona de naciente de importantes ríos en la Sierra de Perijá en el Estado Zulia.
  • A pesar de que tanto la Constitución vigente como el Plan Nacional de Derechos Humanos consideran que un ambiente sano y seguro es un derecho humano, los tribunales del país rechazan todo intento realizado de actuar contra decisiones gubernamentales que socavan este derecho.
  • A pesar de que el gobierno clama porque un 96% de la población tiene acceso al agua potable, un número importante de comunidades no cuenta con este servicio, lo recibe de forma irregular y la calidad del agua suministrada está totalmente fuera de las normas nacionales e internacionales para asegurar la salud de la población.
  • No hay mejoras en los procesos de recolección y tratamiento de aguas servidas en ninguna parte del país.
  • Las ciudades venezolanas son cada vez más ambientalmente insostenibles.
  • A pesar de la promesa de que el “Proceso Constituyente” actual consolidará la protección y defensa del ambiente y la lucha contra el cambio climático, en la realidad parece un proceso para consolidar la capacidad del Ejecutivo Nacional para hacer negocios con los recursos naturales del país. 

Si, quisiéramos creer que el gobierno de Venezuela está comprometido con la defensa de la humanidad. Pero esa no es la realidad.


lunes, 26 de junio de 2017

Acabando con el ecosistema (y con la ética periodística)


Tomado del Portal Qué Pasa


Leo en el portal de noticias “Qué Pasa” una noticia bajo el título: “Protestas en el país están acabando con el ecosistema”, precedido con el antetítulo: “Ya no se puede más”.

En la misma, el  autor de la nota  reporta los supuestos daños que se estarían produciendo en la ciudad de Maracaibo debido a la destrucción de árboles para usarlos como parte de las barricadas utilizadas en algunas manifestaciones de protesta  realizadas como parte del repudio al llamado a una “Constituyente Comunal” y a partir de “ese hecho” critica duramente como “los Marabinos … han tenido que presenciar como han hecho un ecocidio para trancar las principales avenidas y calles de la ciudad.”

Este es un refrito de lo ocurrido en el 2014 en el cual funcionarios gubernamentales  denunciaron ante el Ministerio Público el “ecocidio” supuestamente cometido por los manifestantes durante los conflictos sociales ocurridos en ese año hablando de miles de árboles destruidos; incluso llegaron a amenazar a los supuestos perpetradores de estos hechos de utilizar la Ley Penal del Ambiente contra los mismos.

En ese momento escribí sobre el despropósito de hablar de “ecocidio” en el país donde los derechos ambientales de los venezolanos son violados de todas las maneras y en el cual mueren cada día niños producto de aguas contaminadas, de enfermedades en cuyo origen está un tema ambiental y por desnutrición en un país con capacidad ambiental para alimentar de manera más que suficiente y adecuada a sus pobladores.

Reitero lo dicho en esa ocasión, que, si realmente se están destruyendo los pocos árboles existentes en las  ciudades, es necesario repudiar esta acción, actuar para evitarlo y compensar los daños que pudieran haber ocurrido. Pero también reitero que es una vil manipulación satanizar de esta manera las acciones de protesta legal y legítima que ocurren en el país.

Esto es más patente cuando se escribe un párrafo como: “Desde el pasado 1ero de Abril inicio de las protestas en el país en contra de las políticas del presidente de la república Nicolás Maduro, se han venido registrando hechos de violencia en todo el territorio nacional, ocasionando malestar en la población”. 

Habría que preguntarse sí son las protestas contra las políticas de Nicolás Maduro la que ocasionan malestar en la población o son las políticas de Nicolas Maduro las que ocasionan las “molestias” que dan origen a las protestas. Manifestaciones que en su enorme mayoría han sido pacíficas a pesar de la inusitada violencia con las cuales han sido reprimidas, frecuentemente cometiendo violaciones contra los derechos humanos de los protestantes y la ciudadanía en general.

Eso es darle vuelta de manera perversa y muy poca ética periodística a la realidad. Y los venezolanos y en particular los ambientalistas debemos evitar caer en este tipo de trampas.



jueves, 22 de junio de 2017

Ignorancias y palabrerías sobre el cambio climático en tiempos de Constituyente





Esta semana diversos medios oficiales informaron que Nicolás Maduro, supuestamente preocupado por los efectos de la tormenta Bret,  declaró: “Esta tormenta atípica producto del recalentamiento del Mar Caribe, y del deterioro de todas las condiciones de vida en el planeta, me ha llevado a ordenar la preparación de un plan para enfrentar los cambios climáticos”.

Quizás vale la pena analizar estas declaraciones, que no por breves y llenas de errores conceptuales dejan de ser interesantes en la medida que nos muestran cuál es el nivel de conocimiento e interés real en el tema del cambio climático en lo que se ha dado por llamar “el alto gobierno” de Venezuela.

Una tormenta atípica

En primer lugar Maduro declara que esta es una tormenta atípica. Y quizás de alguna manera si lo sea.

Según diversas páginas de información meteorológica, la misma se inició en una zona inusual con respecto a la que es común en el desarrollo de tormentas tropicales en el Atlántico. Asimismo se originó de manera muy temprana con respecto al inicio del período de la temporada de huracanes del Atlántico. De hecho, es la más temprana en recibir nombre desde que se llevan registros de estos fenómenos en 1851.

Por ello puede decirse que es “rara”. Pero los fenómenos naturales no son invariables, mucho menos los que se originan en la atmósfera. Todos sabemos que hay años lluviosos y secos, años cálidos y más frescos. Asimismo, los eventos meteorológicos son fenómenos muy complejos y no pueden entenderse desde criterios rígidos.

Por otra parte, esta tormenta ha sido, afortunadamente para los venezolanos, mucho más benigna que su tocaya de agosto de 1993. La anterior ocasionó cerca de 200 muertes y un estimado de 11.000 personas damnificadas, sólo en nuestro país, siendo además la primera de las tormentas tropicales que afectaron directamente el territorio continental de Venezuela por más de 100 años.

¿Tiene que ver el cambio climático con las peculiaridades de la tormenta actual? 

Es posible. Pero serán necesarios largos períodos de registro meteorológico para saber si se han producido cambios en las características de las temporadas de huracán del Atlántico. Es más complejo aún probar que, si efectivamente los hay, son producto del cambio climático. La ciencia del cambio climático no tiene nada que ver con intereses políticos circunstanciales y conceptos mal aprendidos.

Pero para algunos funcionarios es mejor lanzar opiniones al voleo, no importa cuan verdaderos sean, antes que apoyar la buena ciencia,  avanzar en la gestión de riesgos ante eventos socio-naturales y educar a la población para que esté preparada para actuar frente a estos fenómenos que serán cada vez más comunes.

Y ordenó hacer un Plan…

¿Qué fue lo que mando a hacer exactamente? Él habla de un plan para enfrentar los “cambios climáticos” (sic). Esto parece referirse a lo que lo que en la literatura técnica y las convenciones internacionales es llamado un Plan de Adaptación al Cambio Climático. Es decir un proceso dirigido a fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad de la población frente a los efectos negativos del cambio climático.

Sí entendemos que esa fue la idea detrás de esa orden, entonces ¿será que finalmente el país va a cumplir con sus obligaciones legales internacionales y nacionales?

La Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático, firmado por el país en 1992 y ley de la República desde 1994, establece la obligación de los países de formular, aplicar, publicar y actualizar regularmente programas nacionales y para facilitar la adaptación adecuada al cambio climático. Venezuela nunca ha cumplido con esta obligación.

Por su parte, la Ley de Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos del 2009 establece taxativamente que en el plazo de dos años debe haber sido formulado un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. Es decir que este Plan debió estar listo hace seis años.Aún no se ha hecho.

Igualmente, este mismo instrumento de políticas públicas aparece incluido en el Plan de la Patria del 2013 y en el Plan Nacional de Derechos Humanos publicado en el 2015.

Finalmente, los Objetivos de Desarrollo Sustentable aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2015, en su Objetivo 13 dirigido a adoptar medidas urgentes contra el cambio climático, establece la meta de fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países.

Vale la pena recordar que Maduro asistió al evento de lanzamiento de estos Objetivos de Desarrollo Sostenible en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Luego de su retorno a Venezuela declaró que los nuevos objetivos serían alineados con el Plan de la Patria.

¿Luego de esta orden, ahora sí, el gobierno nacional cumplirá con sus obligaciones legales?

Yo no tengo ninguna esperanza de que esto ocurra. Al menos en este momento y mucho menos frente a personas que ahora nos quieren vender que es necesario un cambio constitucional para (ahora sí) “trabajar para prevenir los efectos del cambio climático”. escondiendo que teniendo los medios y la estructura legal para ello no han avanzado nada en los últimos doce años.

Lo peor de tal situación es que el cambio climático sigue avanzando y afectando negativamente las sociedades humanas haciendo cada vez más vulnerables a todas las sociedades y en especial a los más pobres.

Y sí para algo nos sirvió la tormenta Bret fue para mostrar claramente la enorme vulnerabilidad ante esos fenómenos que tiene nuestro país en aspectos como el servicio eléctrico, la prevención y mitigación de efectos como inundaciones y derrumbes y la atención de emergencias, entre otros aspectos, así como dejar en evidencia la enorme ignorancia e incapacidad de las personas que están en cargos de responsabilidad nacional frente a estos graves problemas nacionales.

A la vez, seguimos construyendo una sociedad ignorante que aplaude gestos al vacío y espejismos lanzados como políticas de Estado.

Habrá que apuntar al futuro y comenzar a construir propuestas, acciones y conciencias para estar listos para mejores tiempos y otros gobiernos.

jueves, 8 de junio de 2017

Océanos de alquitrán: A propósito del Día Mundial de los Océanos





El océano nos conecta

El Día Mundial de los Océanos es una fecha dirigida a celebrar que vivimos en un planeta cuya superficie está cubierta de mares y océanos y que de ellos depende una enorme cantidad de aspectos ambientales, sociales, económicos y culturales que sustentan a las sociedades humanas.

Venezuela es un país adosado a sus mares. La mayor parte de su población vive a lo largo de sus casi 4.000 Km de costas. Asimismo, en esa estrecha franja costera hemos comprimido muchas de las actividades económicas del país. Incluso la mayoría de las que aún nos dan sustento.

Gran parte de la historia y la cultura del país está relacionada con sus mares: Incluso guayaneses, llaneros y andinos usaron ríos y lagos como puertas de salida de sus riquezas hacia la gran autopista de los mares.

Nuestra economía actual más que nunca depende de un puerto y un barco flotando en el mar.

Y nos soporta

El Día Mundial de los Océanos es también un recordatorio del enorme  daño que le venimos haciendo a estas masas de agua y las consecuencias que esta acción tendrá sobre nosotros.

Por ello más que nunca debemos tomar conciencia de que ese no es un tema abstracto y lo vivimos muy recientemente, a pesar de que haya quedado parcialmente oculto bajo las trágicas y preocupantes noticias con las que amanecemos cada día.

Hace poco más de un mes en la vecina Trinidad ocurrió un derrame de fueloil altamente contaminante.

La empresa declaró que la cantidad de hidrocarburo derramado fue de 300 barriles, una cantidad más bien modesta. Pero, es claro que, esta cantidad no se sostiene. El volumen real que llegó al mar ha sido suficiente para que para comienzos de junio el efecto del derrame ya se hubiese sentido en una enorme franja: desde el sur de la península de Paria hasta las islas de Aruba, Bonaire y Curazao.

Este accidente tiene y tendrá profundas consecuencias ambientales, sociales y económicas a corto y largo plazo. Ya pescadores, negocios turísticos, científicos, organizaciones no gubernamentales y comunidades locales han denunciado estos daños y han exigido respuestas a las consecuencias y reparación de las pérdidas sufridas. Los daños ambientales sobre los ecosistemas marinos, principalmente costeros, serán enormes y duraderos.

La empresa Petrotrin y el gobierno trinitario tienen la responsabilidad principal sobre este evento. El mismo no fue un simple accidente. Hay denuncias de que la empresa y el gobierno trinitario conocían las fallas en el tanque de combustible que originó el derrame y que no hicieron lo necesario para repararlo o dejarlo fuera de servicio. Para los habitantes de ese país insular esta es una situación recurrente, ya que la empresa tiene una triste historia de sucesivos accidentes con derrames de hidrocarburos, así como una gestión de los mismos que agravaron la magnitud del daño.

Pero también, es importante decir que la responsabilidad en aguas territoriales venezolanas es necesariamente del gobierno venezolano. No sé si el plan de contingencia aplicado por PDVSA fue el correcto o no, pero es obvio que fue insuficiente. Tampoco conozco si en ese caso no se podía hacer nada más debido a la magnitud del desastre. Pero el mismo se agravó producto de una acción que a todas luces los tomó sin la suficiente preparación, organización y recursos para enfrentarla eficazmente.

Asimismo, muchas personas a lo largo de la zona afectada han denunciado que no fueron informados de la llegada de las manchas de combustible, ni de su posible toxicidad, ni fueron apoyados en sus intentos de recoger las fracciones de combustible que contaminaron playas y otras comunidades costeras.

Como contaminantes adicionales quedan las declaraciones de altos funcionarios tratando de ocultar o minimizar la magnitud e intensidad del mismo.

Por otra parte, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones generadoras de ciencia del país tenemos la responsabilidad de recabar y documentar la información sobre las causas y consecuencias de este desastre socio-ambiental, exigir que se establezcan las responsabilidades del caso, se reparen los daños sociales y se mitiguen los ambientales.

Si de esta situación podemos rescatar algunos aspectos positivos, será necesario mencionar el trabajo de organizaciones locales, empresarios, científicos, funcionarios gubernamentales de diferentes instituciones, así como simples pobladores de comunidades locales los cuales actuaron, buscando frenar los daños ocurridos. Muchas de estas acciones ocurrieron por propia iniciativa, sin recursos ni medios para proteger su salud y seguridad.

 Igualmente es necesario reconocer el trabajo de comunicadores sociales que realizaron la cobertura de la noticia e intentaron mantenerla a flote, aún dentro de la avalancha de informaciones inquietantes que genera nuestra realidad política, social y económica.

Ellos son los protagonistas y la esperanza de que a futuro tengamos Días Mundiales de los Océanos para celebrar y agradecer los dones que recibimos de nuestros mares.

martes, 16 de mayo de 2017

Los ambientalistas venezolanos frente a la Constituyente





47 Organizaciones y 82 ambientalistas y profesionales del ambiente y ambientalistas venezolanos, se manifestaron mediante un comunicado difundido en el día de ayer 15 de mayo frente al llamado a un proceso Constituyente en Venezuela por parte del Ejecutivo Nacional.​
En el mismo, a partir de un breve análisis de la situación ambiental del país, consideran que este llamado es totalmente innecesario y que por lo contrario lo que se necesita es cumplir y defender la Constitución actual y sus mandatos en materia ambiental.

Igualmente, hacen un llamado a los venezolanos a participar activamente en la defensa de la Constitución, y solicitan a la comunidad internacional acompañar y apoyar las acciones que se realicen en Venezuela en la defensa de la Constitución y sus garantías en materia ambiental.

Cualquier persona u organización desea suscribir o apoyar este comunicado podrá hacerlo colocando su nombre y/o institución, número de cédula y correo electrónico en los comentarios del Blog de la Red Ara. En el plazo de una semana publicaremos un addendum con las firmas que hayan recibido hasta ese momento. POR RAZONES DE SEGURIDAD NO SE TOMARÁN EN CUENTA LAS FIRMAS COLOCADAS COMO ANÓNIMOS O SIN LOS DATOS INDICADOS.



A continuación el comunicado de las organizaciones y ambientalistas de Venezuela:


Los ambientalistas venezolanos frente al llamado a un proceso Constituyente en Venezuela


Nosotros los abajo firmantes, organizaciones ambientalistas, organizaciones de derechos humanos de Venezuela y profesionales en los diversos temas relacionados con el ambiente, expresamos nuestra más profunda preocupación frente al reciente decreto emanado del Ejecutivo Nacional convocando a la realización de una Asamblea Nacional Constituyente. Este decreto incluye entre los objetivos descritos para esta convocatoria: "La preservación de la vida en el planeta, desarrollando constitucionalmente, con mayor especificidad los derechos soberanos sobre la protección de nuestra biodiversidad y el desarrollo de una cultura ecológica en nuestra sociedad".

Por otra parte, el Artículo 347 de la Constitución Nacional indica que el objetivo de la Asamblea Nacional Constituyente es “… transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.

En el marco de la mencionada convocatoria, es lícito preguntarnos desde el punto de vista de los derechos ambientales de los venezolanos, sí en este momento sería pertinente realizar una transformación de las bases y estructura del Estado tal como lo expresa el artículo 347 y si se resulta necesario modificar los derechos ambientales presentes en la misma tal como es expresado en el Decreto de Convocatoria a la Asamblea Constituyente.

El texto Constitucional vigente establece en su artículo 127 que: “Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado”. Este derecho es complementado en este mismo artículo por dos mandatos al Estado venezolano al indicar que: “El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, genética, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica”; así como también que: “Es una obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley”.

Sin embargo, el Estado Venezolano no ha cumplido con estas obligaciones que garantizan una mejor calidad de vida. Esta afirmación puede corroborarse por los siguientes hechos:

Venezuela vive uno de los racionamientos de agua más severos de su historia, sin que ello pueda ser explicado de manera clara con argumentos meramente climáticos o políticos. El mismo está afectando principalmente a las personas más pobres: En 2014 cinco millones de personas vivían en viviendas sin abastecimiento directo de agua (ENCOVI, 2014) y una encuesta reciente indica que el 69% de las camas de hospitales públicos en todo el país están inoperativas por fallas en el suministro de agua (Encuesta Nacional de Hospitales 2016).

Con respecto a la obligación de proteger la diversidad biológica, genética y los procesos ecológicos, es fundamental resaltar que Venezuela tiene una de las tasas de deforestación más altas de Latinoamérica y, según un estudio reciente, es el único país de la región amazónica cuya tasa de deforestación de los bosques amazónicos ha venido creciendo en los últimos años. Esta situación afecta gravemente procesos vitales como la capacidad de captación de agua, conservación de la diversidad, protección de suelos y captación de carbono, entre otros. Asimismo, la crisis económica ha llevado a comunidades pobres en todo el país a recurrir a la explotación intensiva tanto de la fauna como de la vegetación para intentar cubrir sus necesidades.

A su vez, los parques nacionales y monumentos naturales están en uno de los peores momentos de la historia de este sistema. Todas las áreas naturales protegidas por Ley al sur del Orinoco presentan un alto grado de degradación generado por la minería ilegal de oro. El caso del Parque Nacional Canaima, declarado por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad, es emblemático, ya que luego de múltiples denuncias aún no se ha realizado ninguna acción tendente a erradicar esta actividad de su territorio. Por su parte, las áreas naturales protegidas al norte del Orinoco se encuentran gravemente amenazadas por una enorme variedad de factores que van desde la construcción de viviendas por parte del gobierno dentro de estas áreas, hasta el avance acelerado de la agricultura.

Hablar de vivir en un ambiente libre de contaminación es una utopía en Venezuela. Por nombrar unos pocos ejemplos: La contaminación por mercurio afecta a una gran cantidad de comunidades indígenas y criollas en la Guayana venezolana; el Lago de Maracaibo sufre un avanzado estado de destrucción producto del efecto combinado de la industria petrolera y las aguas negras no tratadas; la población de la región central de Venezuela debe tomar agua con peligrosos niveles de contaminación; el tratamiento de las aguas servidas es prácticamente inexistente; la mayor parte de las zonas urbanas más pobres no tienen servicios de recolección de desechos sólidos y los vertederos ilegales de basura se multiplican por todo el país.

Asimismo, aun cuando el cambio climático es considerado el factor de riesgo más grande para garantizar la seguridad ambiental de los ciudadanos, el gobierno nacional incumple la legislación nacional y los convenios internacionales al retrasar indefinidamente y sin explicaciones el desarrollo de los planes de mitigación y adaptación al cambio climático.

Finalmente, es necesario mencionar al proyecto del Arco Minero del Orinoco el cual reúne muchas de estas consideraciones. Ello debido a que pone en grave peligro la mayor fuente y reserva de agua de Venezuela, así como ecosistemas de alto valor social y ambiental, a la vez que genera graves riesgos de contaminación, no solo en la zona a ser afectada, sino en un territorio extenso por razón de las sustancias tóxicas usadas en el procesamiento de los minerales. Todo ello sin mencionar las violaciones a los derechos de los pueblos indígenas y no indígenas de la zona.

Todos estos factores están incidiendo de manera grave en la actual situación de crisis del país y son elementos significativos en la disminución de los indicadores de salud, productividad y seguridad de la población, representando igualmente graves violaciones a los derechos humanos de la población.

El factor común en todos los ejemplos planteados es la ineficacia, inoperancia y desorden del Estado para al menos intentar mitigar y mucho menos controlar estos efectos.

Por toda esa situación, estamos convencidos de que Venezuela no necesita un cambio de su Constitución, sino el adecuado y estricto cumplimiento de las disposiciones presentes en la actual. Un gobierno que no ha podido cumplir con los mandatos que le impone la Constitución no tiene la credibilidad, ni tiene la autoridad moral de proponer una nueva Carta Magna.

En función de lo anterior, consideramos totalmente innecesaria, inoportuna e inconveniente a los intereses de la Nación el llamado actual a una Asamblea Constituyente y por lo contrario exigimos al Ejecutivo Nacional cumplir y defender la Constitución actual y sus mandatos.

Asimismo, hacemos un llamado a todos los venezolanos a cumplir con sus responsabilidades y deberes estipulados en la Constitución y participar activamente en la defensa de la misma.

Igualmente, solicitamos a la comunidad internacional, organismos internacionales de conservación ambiental y organizaciones ambientalistas en todo el mundo acompañar y apoyar las acciones que se realicen en Venezuela en defensa de la Constitución que protege los derechos ambientales de los venezolanos y los ciudadanos de todo el mundo.


Firman: Ver la lista de firmantes en el Blog de la Red Ara









lunes, 3 de abril de 2017

Noticias del futuro del Arco Minero del Orinoco


Mina Veladero Argentina. Foto tomada de Télam


Comparto con ustedes el enlace al artículo: "Veladero, la mina de oro maldita de Argentina: nadie frena los derrames" publicada en El País de España.

En el mismo se describe la larga lista de derrames de cianuro provenientes de la mina Veladero ubicada en la provincia de San Juan, Argentina y explotada por la empresa minera canadiense Barrick Gold. Esta empresa cuenta con todos los permisos y estudios de impacto ambiental y como verán la situación está cercana al desastre, tal como sucedió en Brasil el año pasado.

Por otra parte, no está demás hacer una visita a la entrada de Wikipedia referida a esta mina.

Así mismo, los que no hayan tenido información sobre el desastre minero de la mina Samarco en el estado de Minas Gerais en Brasil en el año 2015 pueden revisar este enlace

A partir de estas informaciones podemos hacer un ejercicio de imaginación de lo que sucedería en nuestro país si ocurriera una situación similar en una zona que es la reserva de agua del país, territorio ancestral de una importante cantidad de comunidades indígenas, eso por no decir que las principales minas actualmente quedan en áreas con poblaciones importantes del municipio Sifontes del estado Bolívar.

Estos hechos deberían ser tomados en cuenta por los promotores de la "minería ecológica" y de las afirmaciones de que en Venezuela pueden ser usadas tecnologías de explotación minera que "respeten la ecología y la biodiversidad local". El resto de los ciudadanos en este país que no creemos en estas falacias seguiremos trabajando contra el Arco Minero del Orinoco y por la creación del Arco de Desarrollo Sustentable del Orinoco.

#NoAlArcoMinero #SiAlAguaNoAlOro